Tres tarimas,
un árbol y una pared fueron los escenarios para los tres (3) artistas que a través
de sus expresiones les dieron a los visitantes un rato de arte.
“Campesino Venezolano”,
la estatua viviente, fue un encanto se fusionaba con el árbol, eran uno. Llena de
arcilla, sus manos reflejaban el arduo trabajo, sus ojos azules estaban llenos
de cansancio, pero a la vez de paz, de
gozo por una labor bien hecha, en cada lento movimiento expresaba la paciencia,
la tranquilidad de esa gente de campo, eso que solo la naturaleza brinda.
Tarzán/Standing
Leg, un performance del
artista alemán "Johan Lorbeer", suspendió en una pared, hablo por celular,
saludo, sonrió y se quedó allí durante buen rato… la cara de asombro de los
presentes es indescriptible, ¿cómo llego allí, como se mantiene, como hace? Fueron
las interrogantes que se escuchaban, le toco la hora de bajar… entre abucheadas
y aplausos descubrimos una estructura metálica que lo sostenía… ¡Algo falto!
"La Mar", un
grupo musical bien entretenido, disfrutamos de buen rock, de buen sonido pero
no de buena compañía, los presentes sin saber comportarse comenzaron a
destrozar la utilería del lugar. La anarquía, el alcohol, los estupefacientes y
la locura se apoderaron de la plaza, así cerró el fabuloso evento. ¿Cómo les
puede ser tan difícil el comportarse como gente civilizada, disfrutar de lindos
lugares, de buen arte y de buena compañía?
De acuerdo contigo totalmente.
ResponderEliminarComo no ser capaces de disfrutar el arte que esos seres maravillosos nos ofrecían, desde lo más sencillo. ¿ Por qué sabotear un momento de encuentro con la destrucción de aquello que estaba dispuesto para el disfrute de todos, desde el niño que jugaba y se sorprendía, hasta el anciano que desde su cansancio y sabiduría contemplaba lo que en ese lugar sucedía. El arte es crear no destruirnos, seamos humildes para dejar que nos toque el alma sin pretenciones! y no dejemos seguir pasando el tiempo sin estar presentes! Michelle Mato